La
mente humana contiene una acumulación de opiniones, convicciones o conceptos
errados –contrarios a la verdad que se
encuentran en conflicto con los Principios básicos de la Creación- y que están constantemente
manifestándose, en las condiciones externas, todas las calamidades, sufrimientos
que aquejan al ser humano y al mundo en general; enfermedades, accidentes,
dolencias, escasez, fracasos y muerte.
Nada
de eso se ajusta a la Verdad del Ser. Existe la manera de borrar todas esas
creencias falsas y de sustituirlas por correctas, que no solamente produzcan
condiciones y circunstancias positivas, buenas, felices, sino que, una vez corregido el error y
establecida la Verdad en el subconsciente, nunca más podrán volver a suceder
las cosas negativas en nuestra vida.
La
orden ha sido cambiada. El imán ha cambiado de polo. Es absolutamente imposible
atraer algo que no encuentre ya su correspondencia en nosotros.
La
fórmula es:
Cada
vez que te ocurra algo que no deseas, enfermedades, accidentes, cuando te
ofendan, te molesten, simplemente seas la causa de algún mal hacia otro o hacia
ti mismo, cualquier situación en la que sufres y no estas contento, ni
satisfecho.
Piensa
y luego repite en voz alta:
" No lo acepto. Lo Niego, Lo Rechazo".
No
te alteres, no le pongas énfasis a lo que dices; simplemente dilo con toda
calma.
Con
la Fe que debe darte el saber que tu palabra es una orden que tiene que ser
cumplida incondicionalmente. Tú no ves el cambio que ocurre en ti en ese
momento. Tal vez no veas el resultado inmediato en el exterior, a menos que
estés muy atento a las pequeñas señales pero de acuerdo con el grado de Fe y de
convicción que sientas al formular la negativa, así será el resultado.
Si tu Fe
y convicción son fuertes, el resultado será instantáneo, como un milagro.
No
se puede dejar el "hueco" vacío, o medio vacío. Hay que llenar
inmediatamente el espacio desocupado. Al terminar de expresar la negativa
tienes que "afirmar la verdad".
"LA VERDAD"
"La
Verdad" es la imagen nueva que ha de grabarse y reproducir únicamente el
Bien para toda la eternidad. Nos interesa que esta imagen sea lo mejor posible.
Que
constituya la voluntad de Dios, pues Dios es la Verdad y el Bien.
Tal
como enseño Jesús, en el hombre está Dios. En todo hombre hay un ser divino.
El
ser divino es la Verdad tuya, mía y de todos.
El
es perfecto, bello, no envejece, no se enferma, no peca, no muere, no sufre, no
lucha, no le falta por aprender, todo lo sabe, no falla jamás, no cambia jamás,
no teme, no duda y está atento en todo instante a nuestra más insignificante
plegaria.
Es la verdad perfecta.
Es Amor
Es Inteligencia
Es Vida
Es Verdad
Es Alma
Es Espíritu
Es Principio
Es las Siete Fases de Dios
Porque el ser Divino es
Hijo de Dios, una célula de Dios mismo Esto no es Panteísmo. El hombre no es
Dios; así como una gota de agua de mar no es el mar; pero en una sola gota de
agua de mar se encuentran todos los componentes del resto del mar. Ella es una
célula del mar.
Como
nuestra conciencia esta adormitada (restringida como un botón de rosa que se va
abriendo poco a poco), no sabemos determinar exactamente lo que es el Bien y la
Verdad.
Quisiéramos
que alguien nos lo indicara, nos enseñara y nos dictara la imagen que debemos
grabar. Ese "alguien" lo tenemos en el Ser Divino.
CONOCE
LA VERDAD
Así
Jesucristo, el más grande de todos los Maestros dijo:
“Conoced la
Verdad y ella os hará libres”
( San Juan: 8.32).
La Verdad, la ley
suprema es La Armonía Perfecta, la belleza, la bondad, la justicia, la
libertad, la salud (Vida), inteligencia, sabiduría, amor, dicha. Todo lo
opuesto es apariencia. Es contrario a la ley suprema de la Armonía Perfecta
luego es mentira porque es contrario a la Verdad.
Tu
“YO” superior es perfecto. En este momento y siempre ha sido perfecto. No puede
enfermarse porque es VIDA. No puede morir por la misma razón. No puede
envejecer. No puede sufrir, No puede temer, No puede pecar, No tiene que
luchar, No puede cambiar jamás, Es bello, Es amor, inteligencia, sabiduría,
dicha. Esa es la verdad. Es tu verdad, la mía, la de todos los seres humanos,
ahora mismo.
No
es que el ser humano sea Dios. Así como una gota de agua de mar no es el mar.
Pero contiene todo lo que forma y contiene el mar, en un grado infinitesimal; y
para un átomo, esa gota de agua es un mar.
Cualquier
cosa que estés manifestando; que te esté ocurriendo contraria a La Armonía
Perfecta, o que tú misma estés haciendo o sufriendo contraria a la Armonía
Perfecta, se debe a un creencia errada que tú creaste, ya lo sabes, y que por
reflejo estás lanzando hacia fuera y atrayendo su igual, del exterior. No tiene
nada que ver con tu YO superior. Este continúa perfecto. Sus condiciones y su
situación son perfectas.
Ahora,
en cada una de las circunstancias enumeradas más arriba, debes recordar lo que
te acabo de decir, primeramente, y luego decir mentalmente o en voz alta, como
quieras,
“No lo acepto”.
Dilo con firmeza pero con infinita suavidad.
Los
trabajos mentales NO NECESITAN de la fuerza física. Ni el pensamiento ni el
espíritu tienen músculos.. Cuando tú digas
“No lo acepto”
hazlo como si
dijeras “No me da la gana”, tranquilamente, pero con la misma convicción y
firmeza, sin gritar, sin violencia, sin un movimiento, sin brusquedad ¿Me hago
comprender?
Después
de haber dicho
“No lo acepto”
recuerda que tu YO superior es perfecto; que sus
condiciones son perfectas. Ahora di:
”Declaro que la Verdad de este problema es:
(armonía, amor, inteligencia, justicia, abundancia, vida, salud, etc.,
cualquiera que sea lo opuesto a la condición negativa que se esté manifestando
en ese momento).
Gracias Padre que me has oído”.
No
tiene por qué creer ciegamente lo que estás leyendo. Debes comprobarlo tú
misma. En el lenguaje metafísico esto se llama “un tratamiento”. Después de
todo tratamiento hay que conservar la actitud que se ha declarado. No se puede
uno permitir que entre la duda respecto a la eficacia del tratamiento, ni se
puede volver a expresar en palabras los conceptos, opiniones y creencias de
antes, porque se destruye, se anula el tratamiento.
El
propósito es el de transformar el patrón mental que ha estado dominado en el
subconsciente, o sea, el clima mental en que has estado viviendo, con toda su
serie de circunstancias negativas.
San Pablo dijo:
“Sois transformados por la
renovación de vuestra mente”
(Romanos: 12, 2).
Esta renovación se hace
cambiando cada creencia antigua a medida que vayan presentándose ante nuestra
vida (o a nuestra conciencia), en conocimiento de acuerdo con la Verdad. Hay
convicciones que están tan arraigadas que son lo que se llama en el lenguaje
metafísico “cristalizaciones”.
Estas
requieren más trabajos que otras. Pero cada “negación” y “afirmación” que se
haga respecto a estas cristalizaciones va borrando el diseño original hasta que
desaparece totalmente y no queda sino la Verdad.
Verás los milagros que ocurren
e tu vida, en tu ambiente y en tus condiciones. Tú no tienes defectos sino
apariencia de defectos. Lo que ves como defectos morales o físicos son
transitorios porque al “conocer la verdad” de tu YO verdadero, tu Cristo, tu
Ser Superior es perfecto hijo de Dios hecho a semejanza del Padre, comienzan a
borrarse las imperfecciones que tú estás presentándole al mundo.
Las
expresiones de Dios son infinitas. Tú y yo somos sólo dos de esas infinitas
expresiones. Tu Cristo es un ser inteligente que te ama con delirio y que tiene
siglos esperando que lo reconozcas.
Llegó el momento.
Háblale,
consúltale
y
espera sus respuestas.
Es el guía
El Maestro único para ti.
Cuando tú llegues
a
comprender,
aceptar
y
realizar esta verdad,
será el nacimiento
de
Cristo para
ti.
Es lo que está profetizado para esta era.
Es el Mesías.
No es que Jesús
vuelve a nacer ahora.
Es que cada uno va a encontrar
el
Cristo en su conciencia
en su corazón.
Por eso lo llamaron
“Jesucristo”.
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